CRECIMIENTO O ROTURA DE HUESO
CRECIMIENTO
Durante el desarrollo del feto humano, el esqueleto está compuesto totalmente de cartílago. El cartílago que inicialmente es relativamente blando se transforma gradualmente en hueso duro a través de la osificación (proceso en el cual los depósitos minerales reemplazan al cartílago). Dicho proceso comienza en el centro de los huesos y continua hacia los extremos.
En el nacimiento, varias áreas de cartílago (huesos blandos y flexibles) se mantienen en el esqueleto. En la etapa adulta, el cartílago sigue presente en la nariz y en las orejas, mientras que el resto del cuerpo se ha convertido en hueso.
Al crecer, los huesos se alargan y el cartílago se convierte en hueso mucho más resistente y duradero.
El crecimiento del hueso se produce desde el extremo del mismo, en un lugar llamado placa epifisaria. Las placas epifisarias se encuentran en los huesos largos como fémur o tibia. Se trata de trozos de cartílagos en forma de disco, que a medida que van madurando, estimulan el desarrollo de una célula denominada osteoblastos. Éstas contribuyen a la producción de hueso nuevo, lo que alarga el hueso.
Una vez finalizada la fase de crecimiento (últimos años de adolescencia), las placas epifisarias se calcifican por lo que se hacen más delgadas y acaban por cerrarse. A partir de entonces, el crecimiento del hueso de forma natural, será imposible.
ROTURA DE HUESO
Una fractura es la ruptura total o parcial de un hueso por diversas causas; accidente, caída fuerte o por estrés (acciones repetitivas que al final terminan debilitando el hueso. Por ejemplo: deportistas). La fractura provoca un dolor intenso y dependiendo de la gravedad puede requerir cirugía. Ante una fractura, se desencadenan diversos procesos de reparación que alteran la dinámica normal de un hueso y que están encaminados a resolver esa fractura.
Fase inflamatoria y proliferativa: implica hemorragia local y necrosis de las células tanto óseas como de los tejidos blandos que rodean la zona de fractura. Implica los siguientes procesos:
-Migración de células.
-Multiplicación de las células.
-Acumulación de líquido en el espacio intercelular y aumento de la permeabilidad capilar que produce un edema entorno al foco de fractura y todos los signos de la inflamación (rubor, dolor, aumento de volumen, calor, impotencia funcional y deformidad).
Formación del cayo(fase de consolidación): entre la segunda y la tercera semana, comienza a formarse el cayo blando de fractura. Proliferan las células en el periostio (capa más externa del hueso), en los tejidos blandos y en todo el tejido vascularizado circundante; y comienzan a diferenciarse en osteoblastos (células que formarán el nuevo tejido óseo), osteoclastos (células que reabsorben y remodelan el hueso) y condroblastos (células que crean tejidos cartilaginosos).
Las células del periostio proliferan y buscan la unión de los fragmentos de la fractura. Terminada esta fase, comienza la mineralización del cayo. En este momento, se forma un tejido óseo muy primitivo, fibrilar y en forma de láminas. A medida que progresa la mineralización, el tejido óseo va ganando rigidez.
Fase de remodelación: el proceso de consolidación finaliza con un remodelamiento adaptativo que puede durar meses o incluso años. En él intervienen diversos factores: el celular, de vascularización, los bioquímicos del organismo (hormonas, vitaminas), factores bioquímicos locales (factores de crecimiento) y factores biofísicos (mecánicos). Es un proceso en el cual el hueso va adquiriendo su forma original.
TIPOS DE FRACTURAS:
Para explicar mejor este apartado, recomendamos ver el siguiente vídeo de dos minutos extraído de https://www.youtube.com/watch?v=9A4gQUCe9Pk&t=3s
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