Oparín
En 1924 el científico ruso Alexander Oparín propuso “la teoría de Oparin”, una hipótesis sobre el origen de la vida basada en las condiciones de la tierra primitiva, la capacidad de interacción de los elementos químicos que dan lugar a compuestos más complejos y en la evolución gradual de la materia inorgánica a la orgánica hasta formarse las primeras células. Por tanto, la vida en la Tierra sería un proceso lento y gradual que probablemente ocurrió hace unos 3.8 billones de años.
Para ese entonces, la superficie del planeta tenía una gran actividad volcánica, temperaturas muy elevadas, tormentas con relámpagos y rayos UV que incidían en la tierra al carecer de capa de Ozono. Así como concentraciones de metano, hidrógeno y amoniaco.
Según esta teoría, la vida comenzó del vapor de agua contenido en los materiales liberado durante la actividad volcánica. Una vez que el planeta estuvo lo suficientemente frío, el agua se condensaría, dando lugar a los ciclos de lluvia que con el tiempo, harían surgir los primeros océanos.
El agua contenía muchas de las partículas de los gases presentes en la atmósfera. Estas partículas comenzarían a acumularse sobre la superficie de la Tierra (pues no volvían al aire cuando el agua se condensaba) y a combinarse en moléculas más complejas. Después de un tiempo, aparecerían las primeras proteínas. Las proteínas se habrían combinado con el agua, formando coloides y estas coacervados (agregados microscópicos dispersos en el agua, separados del medio por una estructura parecida a las membranas celulares. No tienen vida, absorben sustancias y las incorporan a sus estructuras). A través de la selección natural, algunos evolucionarían en membranas lipoproteícas; finalmente estos comenzarían a reproducirse. Estos organismos primitivos evolucionarían en las especies terrestres que hoy conocemos.
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